¿Y si estuvo en mi bar?

Todos os estáis quejando de que no escribo sobre la crisis, pero que queréis que os diga, no me salen más que insultos cuando pienso en la situación. Hoy, en cambio, he estado leyendo mucho sobre lo que se está diciendo y haciendo con los vecinos de la pobre enfermera, y por una vez quiero escribir algo tranquilizador.

Imaginemos por un momento que habéis compartido ascensor con alguien y lo han ingresado con ébola. Imaginemos que ha ido a vuestro bar, o a vuestra peluquería. O imaginemos simplemente que se aísla a vuestra vecina porque es un contacto cercano de un enfermo y tiene dos décimas de fiebre. Entráis en pánico, pedís a la comunidad de Madrid que os manden un equipo de desinfección y nadie os escucha, no sabéis si podéis tocar el pomo de la puerta del edificio…

Vamos por partes. Un enfermo de ébola no transmite nada hasta que tiene una carga viral como para transmitirla. Imaginad que hay diez bichos en todo su cuerpo… Ya sería mala suerte que estuviese en los mocos de su estornudo uno y entrase en vuestro ojo. Es una simplificación, pero seguro que así me entendéis: es necesario que haya muchos virus para que exista la posibilidad de que pasen a otra persona. Cuando hay muchos virus, esos virus joden el cuerpo, por lo que estás hecho una mierda y lo último que te apetece es irte de juerga, así que lo más probable es que una vez que haya virus suficientes, los únicos en peligro sean los que convivan con esa persona. Pero el riesgo cero no existe, recordemos.

Entonces, os empiezan a pasar por la cabeza los «y si…?» y queréis hacer algo. Lo primero que tenéis que pensar es que el virus no sobrevive fuera del hospedador (en este caso el humano) demasiado tiempo, por lo que pedir tras una semana que desinfecten vuestro edificio carece de sentido. Si hubiese en algún momento virus, por ejemplo, en un escupitajo en el suelo, a esas alturas ya están muertos.

Pero seguís queriendo desinfectar, o creéis que todavía puede haber peligro. Yo diría que lo primero, si se puede, evitar el contacto. Y no, usar un pañuelo de papel no arregla nada. La piel es un maravilloso aislante comparado con un pañuelo. Si no os queda más remedio que tocar esa puerta para entrar en el edificio, pues os vais al supermercado, compráis una botella de lejía, un cubo, un paño, una garrafa de agua, y unos guantes de los de fregar de toda la vida. Si os fijáis, en África se usan esos guantes en muchos casos… porque no hay dinero y hay que reutilizar.

Os ponéis los guantes. Llenáis el cubo con agua y añadís un chorro de lejía. Metéis el paño dentro. Limpiáis el pomo de la puerta. Limpiáis todo lo que creáis que puede tener sudor, saliva, lágrimas, sangre… Cualquier fluido. Remojáis bien el paño entre pases. Cuando hayáis acabado metéis las manos con guantes en el agua con lejía y luego os quitáis los guantes de dentro hacia fuera. Pensad que estuviesen llenos de mierda. Y ya está.

Ya, ya sé que este no es el protocolo que se ha seguido para desinfectar la habitación del cura, pero quiero pensar que si tuvieseis un riesgo real, os mandarían a un equipo especialista. Si no lo hay pero queréis estar tranquilos, así lo arregláis. Es más que probable que no hayáis matado a ningún virus del ébola por el camino (porque no hubiese), pero seguro que habéis eliminado a alguno de la gripe, a algún resfriado, y a dos millones de E. coli, que de esas hay a patadas en todas partes.

Por el resto, aplicad siempre el sentido común y pensad en la situación más probable. Lo más probable es que si vuestra vecina está en observación sin síntomas y vosotros tenéis dos décimas de fiebre, lo único que tengáis sea un ataque de nervios. Pensad que el virus necesita al menos dos días para empezar a dar por culo. Por favor, que nadie colapse los hospitales ahora, que nos hacen falta los pocos médicos que nos quedan.

Me gustaría además destacar que este invierno es imprescindible que tomemos todas las precauciones posibles e intentemos minimizar la gripe. Es muy importante que no haya un montón de gente con síntomas similares a los iniciales de ébola saturando las urgencias. Es muy importante que todos nos cuidemos lo máximo posible.

Por último, por favor, dejad de convertir esto en un reality. La pobre mujer no tiene la culpa. Los errores los cometemos todos, y más cuando no tenemos experiencia. Ni siquiera sabemos si el error lo cometió ella saltándose el protocolo (por accidente y sin darse cuenta) o si el error es el propio protocolo (que errores tiene, y muchos).

Ante dudas, siempre podéis preguntar. Para los nuevos por estos lares aclaro: no soy ni mucho menos especialista en ébola. Soy bióloga, bioquímica, y he trabajado con virus que son inofensivos para los humanos. Virus que matan bacterias, pero que son bastante más jodidos de controlar. Por eso sé que lo más importante es la limpieza. Tengo nociones de virología humana y bioseguridad al igual que otros muchos científicos españoles. Escuchadles cuando hablan. Escuchad cuando son ellos los que hablan y no cuando lo hace un político que ni siquiera sabe que el paracetamol le tenía que haber bajado la fiebre a la pobre chica. Estudiamos cinco años de carrera, hacemos doctorados que duran como mínimo cuatro años. Sabemos de lo que hablamos, aunque no nos hayamos puesto el traje infernal nunca, sabemos lo difícil que es. Y si, todos nos hemos tocado la cara con el guante o pinchado por accidente alguna vez. El que nunca haya cometido un error en su trabajo, que tire la primera piedra.


Comentarios

2 respuestas a “¿Y si estuvo en mi bar?”

  1. […] ¿Y si estuvo en mi bar? […]

  2. Yo ayer fui al medico y me comentó que le había llegado un montón de gente pensando que podía tener ébola. Y estoy hablando de Málaga, ni siquiera de Madrid. Hay mucha paranoia y mucha ignorancia.

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.